¿Se puede comprar la felicidad? Si, ¡si se puede!

Hace algún tiempo descubrimos un gráfico lindo en este precioso mar de curiosidades llamado Internet; donde se podía leer: «You can’t buy happiness. But you can buy a Camper… And that’s pretty close.» – «No se puede comprar la felicidad. Pero puedes comprar una Caravana … Y eso está bastante cerca»

A primera vista, nos reímos y compartimos la imagen en nuestra cuenta de Facebook. Pero tiempo después, reflexionando por las noches, esta cita a llegado directamente al corazón – y al parecer muchos de nuestros usuarios también.

Nosotros soñamos desde la infancia con la libertad, el estilo de vida móvil, viajando en tu propia casa pequeña por el mundo; No quedarse mucho tiempo en un solo lugar y conocer a gente e historias interesantes en el camino… viajar sólo con las necesidades básicas y nada más. Fue cuando nuestros padres nos obsequiaron, sorprendentemente y como regalo de boda, una Caravana, se convirtió entonces en la consolidación de este sueño de toda la vida hecho realidad, y lo que hemos experimentado con nuestra casa con llantas, hasta el momento, superó todas nuestras expectativas.

Después de varias vacaciones “normales” y los viajes de fin de semana, el año pasado tomamos un año sabático de seis meses y viajamos por Europa con nuestro recién bautizado: “Tamal“ (si la duda lo corroe, en la Wikipedia encuentra el significado del nombre pero no trate de encontrarle sentido, fue producto de una borrachera).

Al comienzo de nuestro camino surgió la preocupación sobre qué íbamos a hacer para concentrar todo lo que necesitaríamos para 4 meses en ruta sin acabarnos el espacio disponible. Nos preguntamos como sería vivir con una gama limitada de ropa que abarcara todos los climas posibles y después lanzamos todas esas preguntas por la ventana… contrario a la creencia, durante el viaje la caravana parecía seguir creciendo ¡y el espacio de almacenamiento se multiplicó milagrosamente!

También hubo otro cambio en ese preciso momento y ese fue en nosotros. La reducción de pertenencias nos dio tranquilidad, equilibrio y satisfacción en nuestras vidas. Si bien es cierto, las tareas cotidianas pueden convertirse en retos constantes para el europeo promedio como por ejemplo lavar la ropa a mano o no tener garantía de electricidad ilimitada ni agua corriente (¡ni hablar del agua caliente!)

Pero después de un tiempo, uno empieza a disfrutar de estás „molestas“ actividades como lavar la vajilla al aire libre entre mosquitos. ¿Por qué? Debido a que finalmente puedes hacer cualquier cosa con tranquilidad. No todo es rápido-rápido para ir al trabajo desde casa, correr a la próxima cita, terminar el papeleo porque si te permites salir dos minutos antes podrás evitar el tráfico de la ciudad… No, no más.

Es regocijarse con una ducha caliente. La sencilla comida que puedes cocinar en el asador y disfrutar de cada bocado. Cuasi-arrastrar contenedores de agua fresca para llenar el tanque y por la noche, prender el calentador de gas y caer en un profundo sueño solo para despertar por la mañana entre hojas húmedas y esperar hasta que el sol lentamente comience a calentar la Caravana. Sí, eso.

Incluso la obligada marcha lenta es útil para calmar la mente. En lugar de vivir el estrés de entrar al avión, encontrar lugar en el tren o maldecir el atasco de tráfico en la carretera; nosotros disfrutamos de las rutas de paseo entre pueblos pintorescos, tomamos descansos más a menudo de lo necesario charlando con los lugareños, camioneros y colegas campistas. Esta libertad … No se puede comprar.

¿Y a que viene todo esto? Porque queremos animarte a probar también el estilo de vida móvil. Queremos que todos los que aún no se han atrevido den el primer paso a intentarlo, a disfrutarlo, a vivirlo.

Por cierto: Si todavía no crees que uno puede comprar la felicidad, no hay que perder de vista que también se puede alquilar… después de eso, todo viene por sí mismo. = )